Aquí os dejo un microrrelato que escribí inspirándome en el Viejo de La Isla:
Su madre insistió y por eso se atrevió. Soñaba con hacer ese cante desde aquel día que, al escucharlo, su corazón despertó. Atrás quedaba la búsqueda, entre yunque, clavo y alcayata, del quejío flamenco, de la liturgia anhelada. Estaba tenso, oía el rasgueo de la guitarra recordando las enseñanzas de su hermana María. Apretaba las manos como queriendo atajar sus nervios mientras el tiempo latía en sus sienes. Los adultos cuchicheaban y se miraban con complicidad. Pedro, desde lo más profundo de su ser, dejó salir su desgarrado cante emocionando y deslumbrando a los presentes. Ese día, nació su seguiriya.